viernes, 24 de agosto de 2012

El poderoso atractivo de Los Miserables (I)

Ahora mismo estoy leyendo los Miserables de Victor Hugo. Tengo una historia curiosa con este libro y con sus páginas. Siendo muy pequeña vi la película que protagoniza Gerard Depardieu como Jean Valjean y no sabría explicar la razón, pero me encanto. De hecho, si me preguntaban decía que era mi película favorita y eso que era demasiado pequeña para entenderla. De alguna manera sabía que ahí había una gran historia. Pasaron los años y volví a toparme con los Miserables en el Instituto, ya que la profesora de lengua quiso intentar despertar el interés en la lectura mediante películas de los libros que íbamos viendo en clase. La verdad es que la mayoría me gustaron bastante: Como agua para chocolate, Muerte en granada, El club de los poetas muertos y la que yo más deseaba ver: Los Miserables. Aunque me decepcione bastante cuando no puso la versión que me había conquistado en mi infancia. De todas maneras volvió a encantarme y empezó a surgir en mí la necesidad de leer el libro. La profesora dijo que al ver esa película era como si hubiéramos leído el libro porque era básicamente igual, ahora he llegado a la conclusión de que esa señora no se lo había leído porque si no sería incapaz de hacer tal afirmación. Los Miserables no se reduce a la historia de Jean Valjean, sino que se incluyen todo tipo de reflexiones del autor y algunos episodios históricos (casi cien páginas sobre la batalla de Waterloo). Y me gusta que sea así, Los Miserables es un libro diferente que parece querer abarcarlo todo. Al año siguiente mi profesor de latín y griego me recomendó que leyera Los Miserables, ya que solía reñirme por leer muchos libros juveniles (lo que en mi opinión no tiene nada de malo, hay algunas joyas en la literatura juvenil que las puede disfrutar todo el mundo). Así que aquel verano al fin me anime a sacarlo de la biblioteca y lo empecé a leer con un gran entusiasmo que me duro poco. Primero porque la cosa empezaba con un obispo haciendo buenas obras lo cual me pareció algo aburrido y además me puse mala leyéndolo lo cual suele hacer que le coja manía a un libro (con la Carta esférica me paso lo mismo). Así que lo devolví a la biblioteca algo decepcionada. De eso hace dos años, pero hace unos tres o cuatro meses Los Miserables han vuelto a aparecer por mi vida está vez en forma de melodía y es que a mí siempre me han vuelto loca los musicales. Gracias a la serie Glee escuche por primera vez “I dreamed a dream” y a partir de ahí busque el resto de canciones que me encantaron. Y hace poco fui a la Casa del Libro con unos amigos y me enamore de una edición de los dos tomos que venían dentro de una cajita. Sentía que esta vez sí estaba preparada para introducirme en la prosa de Víctor Hugo. Una de mis amigas se llevo un libro de Virginia Wolf y la dependienta al vernos se sorprendió bastante: -Virginia Wolf, Victor Hugo… Sois un grupo muy culto ¿No? Desde luego encontrar a alguien sumergido en los clásicos por voluntad propia llama la atención como volví a descubrir hace dos semanas mientras leía en la sala de espera del médico al acercárseme una mujer muy emocionada porque ella había leído Los Miserables en francés y quería saber si yo lo hacía por obligación. Me animó para que continuara leyendo, a pesar de los momentos en los que la trama se detenía para dar paso al pensamiento de Víctor Hugo eran algo pesados y se despidió con una sonrisa. Está claro que la obra de Victor Hugo no deja indiferente a nadie y eso es una especie de magia que es capaz de unir a dos personas de edades dispares que no se conocen de nada y que jamás habrían hablado si no fuera por un libro. Debe ser una especie de poder de los clásicos, esos libros que todo el mundo conoce, pero que muy pocos han leído. No creo que nadie reaccionara de la misma manera ante una chica leyendo un bestseller actual. Los Miserables es un libro sobre la personas, sobre como luchan por lo que quieren, sufren, se equivocan, se transforman y hacen cosas de las que jamás se creyeron capaces. Es un libro que dignifica la humildad, pero no la miseria y que es crítico con los poderosos. Como veis nada que nos sea desconocido. Ahora me marcho a continuar con la lectura, aunque es un libro con tanto que comentar que probablemente le dedicare más entradas.

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